Comprar una vivienda, ya sea para vivir en ella o como una inversión en bienes inmuebles para sacar rendimientos con el alquiler, es una operación muy importante y que requiere de cierto análisis previo. Ante todo, necesitamos calma y tiempo para llevar a cabo esta operación, ya que se trata de un desembolso importante. Necesitamos conocer la situación del mercado, las posibilidades y oportunidades de cada zona y demás factores para acertar con esta inversión.
Por este motivo, en este post vamos a hacer un repaso de las principales claves a considerar antes de comprar una vivienda. ¡Allá vamos!
El mercado: ¿comprar o esperar?
El contexto económico y la situación del mercado inmobiliario son fluctuantes y van a determinar la oferta de viviendas. Debemos analizar la situación actual para determinar si es un buen momento para comprar o si es mejor esperar a un cambio.
La ubicación y el barrio
Para empezar a enfocar la búsqueda debemos tener claro qué ubicación nos interesa. Las viviendas en las afueras pueden ser más amplias, estar en mejor estado y tener un precio más ajustado. Mientras que vivir en el centro va a recortar los tiempos de desplazamientos.
Se debe considerar cómo de cerca queda del trabajo, de la escuela y de servicios como supermercados o centros de salud. Las comunicaciones por carretera, la facilidad para aparcar o disponer de plaza de garaje y el transporte público también influyen en esta elección.
Cuando ya tenemos claro si nos interesa el centro o las afueras, es hora de analizar los diferentes barrios de la zona seleccionada. De este modo diferenciaremos los barrios más activos y ruidosos de los más residenciales, los que están más y menos habitados y el perfil sociodemográfico de cada uno. Recomendamos recorrer el barrio diferentes días de la semana a diferentes horas para detectar si es ruidoso de noche, si tiene mucha actividad de día, etc. Si conocemos a alguien que viva en el barrio podremos tener más información sobre el estilo de vida de la zona.
El precio y los gastos fijos
Hay que tener un presupuesto determinado para enfocarnos en las viviendas que entren en este tope. Debemos analizar nuestra situación financiera y determinar la cuantía máxima que podemos asumir.
En caso de optar una hipoteca, debemos considerar las condiciones de los tipos fijos y variables para ver cuál nos encaja mejor. Los tipos fijos dan la seguridad de pagar siempre la misma cuota, mientras que los variables van a evolucionar en base al euríbor. Debemos tener ahorrado al menos el 20% del precio total del inmueble. Además, nos debe quedar un colchón económico que nos permita hacer frente a gastos inesperados. El pago mensual de la hipoteca no debería ser superior al 40% del sueldo. Algunos bancos incluso recomiendan que no pase del 30% de los ingresos mensuales.
Además del propio precio de compra tenemos que saber si la vivienda tiene cargas y considerar otros gastos relacionados que tendremos que asumir. Una posible reforma, los gastos de la comunidad, los gastos asociados a la compraventa y demás gastos fijos.
El estado de la vivienda: nueva, de segunda mano o para reformar
Las viviendas en el centro suelen ser de segunda mano, y es más posible encontrar viviendas nuevas en las afueras. Por otra parte, en caso de comprar una vivienda que necesita una reforma, podremos encontrar precios mucho más bajos, aunque hay que añadir una estimación del importe de la reforma.
Al visitar la vivienda debemos comprobar el estado de todos los electrodomésticos, muebles, ventanas… para ver si algún elemento necesita ser reemplazado. Debemos comprobar el estado de las paredes y de la pintura para detectar problemas de humedades. Así como que los baños y la cocina tengan una adecuada ventilación.
Además del estado de la propia vivienda, debemos observar cuál es el estado de la fachada del edificio. Si está en mal estado es posible que necesite una reforma en los próximos años y debamos asumir una derrama de la comunidad de vecinos.
El espacio, la distribución y los muros de carga
Debemos analizar si el piso tiene el espacio suficiente y si la distribución de las estancias se adapta bien a nuestras necesidades. Por otra parte, es interesante saber cuáles son los muros de carga en caso de querer llevar a cabo una reforma que implique cambiar la distribución de los espacios.
El consumo energético y el aislamiento
Las viviendas nuevas o reformadas suelen tener un mejor aislamiento, que permite reducir el consumo energético. Dentro de las calificaciones de las viviendas, entre una etiqueta energética F y una etiqueta A se estima un ahorro energético del 89%.
También debemos prestar especial atención a los olores y ruidos que detectemos en la vivienda. Nos van a permitir localizar fallos en el aislamiento o elementos dañados.
Además del aislamiento, la orientación del edificio repercute en el ahorro energético. En un edificio bastante soleado los gastos de calefacción e iluminación serán más bajos.
Los impuestos
Cuando se realiza una compraventa hay que pagar impuestos como el IVA, AJD o el IBI. Analiza los impuestos inherentes a cada vivienda y considéralo como otro gasto asociado a la compra.
Como puedes ver, hay que tener en cuenta multitud de factores antes de comprar una vivienda. Y el proceso no acaba ahí, una vez tienes claro qué vivienda comprar, hay un completo proceso burocrático que llevar a cabo. Si quieres tener garantías de acertar en esta inversión y simplificar todo el proceso, puedes contar con nuestro asesoramiento. En Emais ofrecemos un servicio integral para asegurar la correcta gestión de los inmuebles de nuestros clientes para que puedas despreocuparte.